Huracán Inés: el ciclón que estremeció a la República Dominicana en 1966

 La tormenta destruyó cosechas, viviendas y puso en alerta a todo el sur del país

MIÈRCOLES, 05 NOVIEMBRE 2025:- Han pasado 59 años desde que la República Dominicana enfrentó uno de los huracanes más destructivos de su historia reciente, el huracán Inés, que tocó tierra el 29 de septiembre de 1966 por la península de Barahona, y dejó profundas huellas en la agricultura, la infraestructura y la vida de sus habitantes.

A propósito del paso de la tormenta tropical Melissa, que mantiene en alerta a 12 provincias del país, incluida Barahona, La Zona Retro de esta semana comparte este recuento del impacto histórico de Inés y su trayectoria a su paso por el territorio nacional.

Según publicaciones de periódicos de la época, desde su formación como depresión tropical el 24 de septiembre de 1966, Inés se intensificó rápidamente. Para el 27 de septiembre, los aviones de reconocimiento reportaron que la tormenta se encontraba a 615 millas al este-sudeste de Santo Domingo, con vientos sostenidos de 120 millas por hora y ráfagas que alcanzaban 165 millas en su cuadrante sur. Ante la creciente amenaza, el Servicio Meteorológico Nacional estableció vigilancia especial para la región sur, especialmente para la península de Barahona, mientras el ciclón ganaba fuerza y se desplazaba lentamente hacia el oeste-noroeste, sin que en un primer momento pareciera que tocaría territorio dominicano. Sin embargo, las condiciones cambiantes del clima hicieron que Inés recurvase su trayectoria y la advertencia se convirtiera en una amenaza real para comunidades costeras y agrícolas.

Estragos en el sur

Ya para el jueves 29 de septiembre, los vientos alcanzaron 200 kilómetros por hora, arrasaron poblados desde Ojeda y Paraíso, en Barahona, hasta Oviedo, en Pedernales. Los torrentes de lluvia provocaron inundaciones en ríos como el Yaque del Sur y el Palomino, mientras que los sembradíos de plátanos y café, ya listos para la cosecha, fueron prácticamente destruidos en Tamayo, Jaquimeyes, Vicente Noble y Canoa. Familias enteras abandonaron sus predios en los bateyes, temerosas de perecer ahogadas. Cientos de personas fueron trasladadas a refugios en el palacio de gobernación, el Palacio de Bellas Artes y residencias de oficiales del Ejército, especialmente aquellas provenientes de sectores costeros como Tortuguero, Caracoles y Los Negros. En la isla Saona, se registraron también víctimas, y muchas viviendas quedaron inhabitables debido a las crecientes y al oleaje.

El balneario Las Saladillas quedó completamente desbaratado, con pérdidas estimadas por el propietario que alcanzaban a tres mil trecientos pesos de la época. Pequeñas casuchas a lo largo de la costa de Azua fueron rescatadas por fuerzas militares antes de que el gigantesco oleaje las arrasara. A lo largo de la región sur, se implementó un constante patrullaje de unidades policiales y militares, preparadas para actuar ante cualquier eventualidad y con suficiente equipo médico para prestar asistencia inmediata.

Impacto en la capital y la costa

Otra de las publicaciones de la portada de elCaribe del 30 de septiembre de 1966 señala que, durante el jueves 29, Inés obligó al cierre de comercios, escuelas y oficinas, y sumió a Santo Domingo en la calma forzada de la tormenta.

Asimismo el transporte urbano quedó detenido la mayor parte del día, mientras que las crecientes del río Ozama provocaron la muerte de tres personas arrastradas por las aguas. Árboles derribados y tendidos eléctricos caídos bloqueaban calles, dificultaban cualquier desplazamiento, y solo algunos establecimientos de provisiones básicas permanecieron abiertos.

Muchas calles eran intransitables, con escombros y zafacones arrastrados por los vientos. En la costa, el paseo de Boca Chica fue arrasado por las olas y los vientos, que destruyeron el concreto del malecón y derribaron el muro que separaba la playa del paseo. El Hotel Hamaca registró inundaciones de hasta dos pies de altura, y varias embarcaciones privadas fueron estrelladas contra cocoteros cercanos, una de ellas completamente destruida. Los residentes describieron un mar que rugía con fuerza inusitada, comparable solo con las peores tormentas de la región.

Respuesta del Gobierno

El presidente Joaquín Balaguer se trasladó personalmente a las zonas afectadas, acompañado de médicos y funcionarios gubernamentales, mientras técnicos del Ministerio de Agricultura y representantes de organismos internacionales evaluaban los daños, principalmente en la producción agrícola, que dejó pérdidas millonarias en la región sur.

La evacuación y atención a los damnificados se organizaron rápidamente, incluyendo la disposición de refugios y asistencia médica, evitando que las pérdidas humanas fueran mayores. La coordinación incluyó a los tres viceministros de Agricultura, jefes departamentales y técnicos, así como especialistas extranjeros enviados para evaluar daños y asistencia alimentaria.

Impacto regional y comparativa con Melissa

De acuerdo con Associated Press, Inés también afectó Haití, Guadalupe y Cuba, dejó 23 muertos, 500 heridos y 10,000 personas sin hogar en Guadalupe. En la República Dominicana, la isla Beata fue escenario de fuertes vientos y oleaje que obligaron al personal naval a buscar refugio en cuevas. La trayectoria del huracán incluyó la península de Tiburón en Haití y el extremo oriental de Cuba, donde causó destrucción a su paso.

En la actualidad, la tormenta Melissa sigue un patrón similar, que afecta principalmente la región sur del país, incluida Barahona, y pone en alerta a varias provincias debido a las intensas lluvias pronosticadas, un recordatorio de la vulnerabilidad que tienen estas zonas frente a fenómenos atmosféricos severos.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.