Lluvias disminuyen mientras los ciudadanos retoman el curso habitual de sus vidas

 Las personas vuelven a salir a las calles para retomar su rutina donde la dejaron

Plazas comerciales, establecimientos de comida rápida, transporte público y demás negocios vuelven a llenarse.

EN SANTO DOMINGO, martes, 28 octubre 2025:- Con el paso de los días, las personas en Santo Domingo buscan volver a la normalidad, adhiriéndose a la rutina que el huracán Melissa les robó.

Una joven que transitaba entre las calles comparó la situación al apresamiento y observó que el cúmulo de personas era bastante para lo que se consideraría un domingo normal, lo cual fue constatado en un recorrido realizado por reporteros del LISTÍN DIARIO.

Las calles, que permanecían silenciadas de las bocinas y libres del tan acostumbrado entaponamiento, vuelven poco a poco a ser lo que siempre fueron. Las esquinas se vuelven a abastecer de sus habituales personajes que platican con sus vecinos.

as plazas comerciales, establecimientos de comida, tiendas de vestir y demás negocios comienzan a llenarse de las charlas amenas, el correteo de los niños, el paso rápido en los pasillos y los vendedores que tratan de convencerte de que necesitas lo que venden.

El transporte público, que nunca falla, pero a veces se reduce, retoma con fuerza su movilización de pasajeros, facilitando la movilidad urbana que por algunos días desapareció. Los mercados de productos y artesanías restablecían su relación cercana entre vendedor y comprador al tiempo que daban espacio a la socialización.

Pequeños negocios

Para algunos, estos días representaron un oasis de descanso dentro de la asfixiante rutina del día a día, manifestando comentarios como “la pasé bien porque estuve con mis hijos”, “tenía mucho que no descansaba así” o “lo mejor que me ha pasado”.

Otros más expusieron una perspectiva diferente, mostrando preocupación por el lento flujo de clientela que experimentaron en estos días. Algunos contaron que Melissa no les permitió generar buenas ventas durante los días que estuvo activa, obligándoles a estar “a medio palo”, refiriéndose a la media jornada que realizaban.

Una comerciante dueña de dos salones de belleza en Santo Domingo Este y el Distrito Nacional expresaba la agitación que sentía por no contar con su clientela habitual en los días de encierro.

Aquí los domingos son buenos”, suspiraba con desaprobación mientras pensaba cómo pagaría las cuentas pendientes que no esperan a nadie y las bocas que tenía que alimentar.

Otro más, dueño de un colmado, reprochó que tuviera casi una semana entera con pocos clientes y solo esperaba que las personas retornaran a sus rutinas para elevar nueva vez sus ventas. “Tenemos la esperanza de que se normalicen”.

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