La historia de Vìctor Peña (Paquito): Entre honestidad, mandados y diligencias

 Balcón Bateyero

EN VILLA CENTRAL, Barahona, (Repùblica Dominicana), viernes, 24 octubre 2025:- En el Batey Central hay personas que, con el tiempo, se ganan el respeto y el cariño de toda la comunidad. Entre ellas destaca Víctor Peña, mejor conocido como Paquito, nacido el 25 de diciembre de 1953, un hombre cuya seriedad, integridad y espíritu de servicio lo han convertido en un referente de valores.

En el año 1969, Paquito tenía como oficio el de  limpiabotas diariamente en la oficina principal del Ingenio Barahona. Durante más de dos décadas se dedicó a realizar mandados y diligencias para los encargados y empleados de dicha oficina. Con paso firme y actitud servicial, recorría el batey cumpliendo cada encargo con puntualidad y responsabilidad, sin importar quién lo solicitara.

Lo admirable de su historia es que, pese a tantos años de servicio, nunca fue un empleado formal del ingenio. Su recompensa llegaba en forma de gratitud y pequeños aportes de quienes recibían su ayuda. Paquito nunca reclamó más de lo que se le ofrecía; su mayor satisfacción siempre fue servir con integridad y alegría.

A mediados del año 1982, su dedicación le valió obtener una simple quincena de trabajo como mensajero en el Plan Médico, cargo que desempeñó durante quince días. Sin embargo, incluso después de esa corta oportunidad, su labor silenciosa y comprometida continuó dejando huella en la comunidad.

En todo el Batey Central se le reconoce como un hombre de bien: respetuoso, trabajador y pacífico. Jamás se le ha visto envuelto en conflictos; su vida ha estado marcada por la calma, la decencia y el cumplimiento del deber. Su ejemplo refleja los valores más nobles del batey: honestidad, laboriosidad y disposición para ayudar a los demás.

Hoy, el nombre de Paquito sigue siendo sinónimo de respeto y cariño. Su historia nos recuerda que la grandeza no siempre se mide por cargos o títulos, sino por la calidad humana y el servicio desinteresado.

En cada mandado y diligencia, Paquito dejó una huella entrañable, demostrando que la verdadera dignidad se encuentra en el trabajo honrado y en un alma siempre dispuesta a ayudar.


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