Brígida transforma su vida con el sabor de sazones artesanales

 

Por Martín Polanco / El Caribe

Desde San Luis, esta trabajadora mujer impulsa su negocio gracias a la capacitación recibida vía Supérate y el proyecto SuperEmprendedoras

LUNES, 20 OCTUBRE 2025:- En el sector San Luis, en Santo Domingo Este, vive una mujer que convirtió la necesidad en una oportunidad y la oportunidad en una fuente de ingresos estables. Se llama Brígida Tejada Mejía, y es la creadora de Sazones Naturales Bricaaya.

Se trata de un pequeño emprendimiento que nació de la urgencia, pero creció con disciplina, aprendizaje y propósito. Desde su hogar, produce y comercializa sazones artesanales que hoy se venden en su comunidad y en puntos cercanos, gracias a una mezcla de experiencia, formación y voluntad.

Brígida nació en Monte Plata, y desde los cinco años conoció el abandono. Sus padres la entregaron a una familia desconocida, una situación que marcó su infancia y le dejó heridas difíciles de cerrar. Sin embargo, a los 20 años decidió buscar su propio camino, se casó y formó una familia. Con esfuerzo, dedicación y amor, se propuso que sus cuatro hijos no repitieran la historia de carencias y soledad que a ella le tocó vivir. “Mi meta siempre fue ser una madre presente y revertir mi historia”, comenta.

Durante años vendió colchas y cortinas para sostener el hogar, pero el dinero apenas alcanzaba. La falta de conocimientos financieros y la inestabilidad económica hacían difícil cualquier intento de progreso. Todo comenzó a cambiar cuando conoció Mujeres SuperEmprendedoras, un proyecto del programa Supérate que promueve la independencia económica de las mujeres mediante capacitación, educación financiera y acompañamiento técnico. “Antes de eso, yo ni siquiera sabía lo que significaba emprender”, rememora. “Después de los talleres, entendí cómo organizarme y aprendí que sí podía lograrlo”, agrega, con la satisfacción que le genera el tema.

El primer taller al que asistió se llamó Conociéndome, y fue el punto de partida para su transformación personal. Allí comprendió que antes de administrar un negocio debía aprender a manejar sus emociones y su autoestima. “Pude contar mi historia y darme cuenta de que había más mujeres pasando por lo mismo. Aprendí que la vida continúa”, relata.

El impulso final llegó cuando su madre biológica cayó enferma con una severa diverticulitis. Brígida debía atenderla y, al mismo tiempo, encontrar una forma de generar ingresos desde casa. Así surgió la idea de preparar sazones naturales. Comenzó secando al sol los ingredientes básicos —ajo, orégano, ajíes, cebolla y otras especias—, luego los molía, mezclaba y empacaba en pequeñas fundas plásticas.

Al principio la presentación era simple, pero con la formación recibida aprendió a mejorarla, a calcular costos y a organizar su distribución. “Empecé vendiendo 66 funditas en una semana, después 70 en quince días, y con el tiempo llegué a colocar hasta 200 al mes”, le cuenta la emprendedora dama a este periódico.

Pasos acompañados de aprendizaje

Los talleres de Mujeres SuperEmprendedoras le enseñaron a separar los ingresos del negocio de los gastos del hogar, a planificar metas de ahorro y a establecer precios sostenibles.

Indica que con esos conocimientos, Brígida pasó de un oficio de subsistencia a un pequeño negocio con estructura. Además, aprovechó la oportunidad para realizar otros cursos, entre ellos uno de cuidado del adulto mayor, con el fin de atender mejor a su madre. Esa combinación de responsabilidad familiar y crecimiento económico moldeó una nueva etapa de su vida.

Su marca, Bricaaya, surgió de la unión de las iniciales de sus hijos y su propio nombre, símbolo de la familia que la inspira. Hoy, sus sazones se venden principalmente en San Luis y zonas cercanas, donde ha ganado clientela estable. La gente los prefiere por su sabor natural y por el cuidado artesanal en su preparación. Aunque su escala de producción es doméstica, Brígida sueña con formalizar el negocio, mejorar el empaque y distribuir sus productos a mayor escala.

En su proceso, valora el papel que ha tenido Supérate, programa que funciona como la principal estrategia de protección social del Gobierno dominicano. Su propósito es brindar acompañamiento integral a familias en condiciones de vulnerabilidad, combinando apoyo económico con formación para el empleo, impulso al emprendimiento y educación financiera.

Dentro de eso, Mujeres SuperEmprendedoras se enfoca en fortalecer los proyectos liderados por mujeres, dotándolas de herramientas prácticas para la gestión de pequeños negocios. Los talleres abarcan temas de autoestima, planificación, finanzas, liderazgo y organización productiva, contribuyendo a que cientos de participantes logren independencia económica.

Brígida ha vivido en carne propia el resultado de ese acompañamiento. No solo aprendió a administrar mejor su negocio, sino también a reconocerse capaz de alcanzar metas. “Aprendí a disfrutar las cosas simples, como un helado o una conversación con amigos. Antes vivía pensando en lo que me faltaba; Valoro lo que tengo”, dice. Esa visión más positiva se refleja en sus ventas y en su estabilidad. Hoy, sus ingresos le permiten cubrir los gastos del hogar y mantener sus ahorros sin recurrir a deudas.


A pulso limpio

Brígida no heredó un capital, ni negocio, ni red de apoyo. Lo que transformó su realidad fue la combinación de necesidad, aprendizaje y constancia. En su comunidad, otras mujeres se acercan a ella para pedir orientación, y ella comparte con gusto lo que ha aprendido. “Mi consejo es que no se queden esperando que las cosas cambien solas. Hay que prepararse y buscar oportunidades. Soy prueba de que se puede”, dice, con la serenidad de quien ha sabido luchar.



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