TORIBIO: EL PERSONAJE QUE SIGUE CALLE ARRIBA Y ABAJO

 Tomado de Balcon Bateyero

Redacción Noticiario Barahona

EN VILLA CENTRAL, Barahona, (República Dominicana), martes, 16 sept. 2025:- En el Batey Central hay un nombre que todos reconocen: Faustino Mateo, el famoso Toribio. Es un personaje pintoresco y muy popular, cuya presencia todavía ilumina la vida de esta comunidad. Calle arriba y calle abajo, su figura se mantiene inconfundible entre risas, saludos y miradas cómplices de quienes lo conocen desde siempre.

Llegó desde San Juan de la Maguana, se hizo imprescindible en los bateyes. En sus primeros años, operaba equipos pesados,  luego mecánico de locomotoras y reparador de vagones en el Ingenio Barahona. Todo lo hacía con la destreza de quien parecía nacido para el trabajo duro y con la picardía de quien siempre tenía un chiste listo.

Había levantado un upercolmado en Los Blocks, donde se vendía de todo: carbón al por mayor, carnes, mondongo, los periódicos, rifas, la caraquita y hasta ilusiones de lotería. Los olores de fritura se mezclaban con carcajadas; nadie salía sin recibir una broma de Toribio.

En los años 70s, inventó una carreta estilo tráiler, remolcada por su motor, para el acarreos de compras desde la cooperativa hasta las diferentes viviendas. El motor echaba humo, las fundas tambaleaban, y él iba serio al volante. Los muchachos corrían detrás riéndose, y hasta las gallinas se apartaban. Su ingenio y picardía hacían que todos esperaran cada viaje con una sonrisa.

Fue también el primero en traer una Vepa y una Alambreta, aunque su amor eterno era un pequeño Honda 50, que lo acompañó durante más de sesenta años. Todavía se le puede ver  trajeado pedaleando en su bicicleta desafiando a el tiempo, y su imagen arranca sonrisas y suspiros de nostalgia.

Tenía un solo enemigo, a quien siempre guardaba un punzón largo envuelto en tela. Más de una vez se cruzaron de frente; la gente contenía la respiración. Durante más de 50 años  aquel hombre buscó reconciliarse, pero Toribio nunca cedió. 

Cuando su adversario murió de manera natural, se le vio llorar.  A pesar de la enemistad, sufrió y lamentó la pérdida. La historia de esa relación se contó por generaciones.

Hoy, Toribio sigue caminando calle arriba y calle abajo, todavía con la chispa de siempre. Este personaje pintoresco y muy popular, continúa presente en las calles del  Batey, entre risas, anécdotas y recuerdos que lo mantienen eterno en nuestra comunidad.


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