Cristina de los Santos: una tienda sobre ruedas

 Entre la venta ambulante, la formación de mujeres a través de SuperEmprendedora y el apoyo familiar, esta mujer ha logrado sostener a sus hijos con su pequeño negocio

SÀBADO, 06 SEPTIEMBRE 2025:- Cuando alguien se acerca a Cristina de los Santos para comprarle un producto, no está adquiriendo solo una mercancía, también se lleva consigo parte de una historia con acento de esfuerzo, pérdidas y nuevos comienzos.

Desde hace poco más de un año, Cristina lidera su propio negocio en San Pedro de Macorís, donde combina una tienda física con un servicio de ventas a domicilio. Recorre las calles en su motor, convertido en tienda móvil, y acerca lo que ofrece directamente a la puerta de sus clientes. Su emprendimiento, dedicado a la venta ambulante de ropas y a la gestión de un pequeño colmado, le ha permitido sostener a su familia y volver a mirar el futuro con optimismo.

Ese proyecto personal no surgió de la nada. Es fruto de un trayecto lleno de obstáculos y aprendizajes. En su niñez, Cristina soñaba con ser ingeniera o, en su defecto, policía. Eran metas claras y llenas de propósito, pero las circunstancias familiares le cerraron el camino académico. Nació en un hogar conformado por nueve mujeres: su madre y siete hermanas. Su madre, como sostén principal, solo pudo garantizarles llegar hasta el bachillerato. “Aunque yo quería estudiar, no pude”, rememora.

Las dificultades económicas no quebraron el espíritu de Cristina. Desde muy joven siguió los pasos de su madre, quien se dedicaba a las ventas para alimentar y educar a sus hijas. Ella también vio en el comercio una vía para avanzar y sobrevivir con dignidad.

“Las ventas se convirtieron en una forma de tener tranquilidad y mantener la vida en orden”, cuenta. Su infancia, pese a la carencia de recursos, la marcó la cercanía con sus hermanas. “Crecí con cariño, con mis hermanas. A pesar de todo, era feliz. Todo fluía dentro de lo cotidiano”, le dice al periódico elCaribe.

El rumbo de Cristina cambió tras la muerte de su madre. El dolor la llevó a detener su negocio y a sumirse en un estado que no sabía cómo definir. “Después de que mi mamá falleció todo se vino abajo. Cerré el negocio, me alejé de todo. No sabía que estaba atravesando una depresión”. Fue en medio de esa pausa obligada cuando apareció una nueva oportunidad”, explica.

Escuchó hablar del proyecto Mujeres SuperEmprendedoras, una iniciativa del programa Supérate que busca fortalecer las capacidades de mujeres en distintas comunidades, e impulsar su autonomía económica a través de formación en finanzas, marketing, organización y desarrollo personal.

Al integrarse, Cristina encontró un espacio de aprendizaje y, sobre todo, un lugar donde comprendió que no estaba sola. “Con el programa aprendí de todo: organización, finanzas, marketing… pero lo más importante fue darme cuenta de lo que pasaba conmigo por dentro”.

Los talleres no solo le enseñaron a manejar mejor su negocio, también le dieron claridad sobre su estado emocional. Entendió que aquella sensación que la paralizaba no era simple cansancio, sino tristeza y falta de confianza. “Me empoderé. Solo necesitaba un pequeño empujón. Me dieron las herramientas para continuar”, dice.

Con renovadas energías, Cristina reabrió su local y retomó las ventas. Hoy, además de la tienda física, cuenta con una modalidad de comercio sobre ruedas. En su motor carga la mercancía y la lleva directamente a la clientela, lo que le permite ampliar su alcance y ofrecer un servicio más cercano. “No me falta ni me sobra. Me gusta la vida que tengo, me gusta vender. Es relajante, me permite compartir con la gente. Me llena”, sostiene.

Su emprendimiento también se ha convertido en una empresa familiar. Sus sobrinas participan en las labores, y eso le da un valor adicional. “Hasta mis sobrinas me ayudan. Es bonito ver que se sienten parte de esto. Ya no me siento sola”, dice. Esa integración familiar ha fortalecido el proyecto, que hoy figura en el renglón de Desarrollo Económico y/o Superación de Limitaciones dentro de las historias destacadas por el programa.

Cristina, madre de dos niños, no solo levantó un negocio, también levantó su propia confianza. Hoy habla con seguridad, mira con serenidad el camino recorrido y reconoce los cambios que logró gracias a su esfuerzo y a las herramientas recibidas en Mujeres SuperEmprendedoras. “Me siento más segura de mí misma. Evalué mi vida, hice cambios y los resultados llegaron. El negocio va mejor, pero lo más importante: yo estoy mejor”.

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