La Trinitaria, semilla de la soberanía dominicana
Por TEÓFILO LAPPOT ROBLES / almomento.net
JUEVES. 17 JULIO 2025: Este mes se cumplen 187 años de uno de los hechos principales de la soberanía del pueblo dominicano. Juan Pablo Duarte y ocho de los partidarios de sus ideas redentoras fundaron una sociedad patriótica y secreta que llamaron La Trinitaria (16 de julio de 1838). Fue a la vez “genitora” y matriz de la República Dominicana.
Los trinitarios fundadores fueron, junto con Duarte, José María Serra, Juan Isidro Pérez, Félix María Ruiz, Juan Nepomuceno Ravelo, Felipe Alfau, Benito González, Pedro Alejandrino Pina y Jacinto de la Concha.
Con el patricio mayor “eran nueve por ser este guarismo múltiplo de tres, se dividían al propio tiempo en una base triple de tres miembros cada una…”, como explicó con más abundancia de detalles en una de sus obras el historiador Leonidas García Lluberes.
Algunos negaron su apoyo a La Trinitaria alegando que sus integrantes eran “jóvenes inexpertos”.
Otros, que estaban empotrados en altos puestos burocráticos del gobierno usurpador, y que figuran como héroes en muchos de los tramos adulterados de la historia nacional, alegaban que era “un movimiento racista de la parte blanca de la población”.
Lo cierto fue que el juramento secreto de honor de los trinitarios iniciadores consistió, entre otras cosas, en “implantar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana”.
Poco después los trinitarios nombraron a su líder, Juan Pablo Duarte, “General en jefe de los Ejércitos de la República y director general de la Revolución”. (En torno a Duarte. Editora Taller, 1976.P.9. Emilio Rodríguez Demorizi).
El fervor patriótico de los duartianos de primera hora era tan marcado que en el 1890 Félix María Ruiz del Rosario, en su amargo exilio en Venezuela, escribió sobre La Trinitaria con una cierta evocación de las hazañas del célebre general y político romano de la antigüedad Escipión el Africano, el que derrotó en las llanuras de Zama al famoso jefe militar y estadista cartaginés Aníbal Barca (cuyo prestigio era tan notorio que varios historiadores militares lo han calificado como el padre de la estrategia).
Duarte vivió en Europa de 1828 a 1832, cuando allá estaban en pleno auge el movimiento conocido como romanticismo y la doctrina del liberalismo, en sus vertientes políticas, económicas y filosóficas. Eso le permitió, como estudiante de filosofía y derecho, empaparse de sus esencias.
Al retornar al país, como un joven inquieto macerado en los conceptos contenidos en ellos, logró crear La Trinitaria, que fue la semilla de la cual brotó la libertad del pueblo dominicano oprimido durante muchos años por el régimen despótico del país vecino.
José María Serra de Castro narra, en su valioso folleto titulado Apuntes para la Historia de los Trinitarios, que tres años antes de nacer La Trinitaria Duarte y él redactaron pasquines contra el régimen haitiano de ocupación y los distribuyeron en horas nocturnas en la ciudad de Santo Domingo. Anota, además, que esas protestas llegaban, vía patriotas sigilosos, “por otros campos y poblaciones como San Cristóbal, Baní y Azua”.
EL AUTOR es abogado. Reside en Santo Domingo.
El mismo Serra de Castro, exiliado en Puerto Rico desde el comienzo de la segunda mitad del siglo XIX hasta su fallecimiento el 9 de agosto de 1888, le escribió una misiva al arzobispo Fernando Arturo de Meriño en la cual le señaló, entre otras cosas, lo siguiente: “La Trinitaria y La Filantrópica fueron dos sociedades distintas: la primera era exclusivamente revolucionaria; la otra no. Aquella tenía por misión la propaganda…” (Carta de Serra a Meriño.29-abril-1883. Mayagüez, Puerto Rico).
Sobre el párrafo anterior hay que puntualizar que el análisis histórico permite afirmar que los fundamentos estratégicos eran los mismos tanto de La Trinitaria como de las otras sociedades secretas llamadas La Filantrópica y La Dramática, fundadas estas dos últimas en el 1840. El objetivo central era, sin ninguna duda, lograr la Independencia Nacional.
En conexión con eso es pertinente decir que con el surgimiento de La Trinitaria el país se adelantó en unos ochenta años a lo que en el mundo se conoce desde la segunda década del siglo XX como el “agitprop”, que es un mecanismo político para hacer propaganda de agitación política entre la población, creado por los filósofos y políticos revolucionarios rusos Plejánov y Lenin y luego extendido a otras áreas por figuras tan famosas como el alemán Bertolt Brecht.
Antecedentes históricos
Varios fueron los motivos para que los principios de libertad en que se cimentó La Trinitaria cuajaran. Uno de ellos fue el adoctrinamiento que entre sus alumnos hizo un sacerdote católico peruano que llegó al país en el 1839, Gaspar Hernández Morales. Fue considerado mentor de varios jóvenes pioneros en la lucha contra el yugo haitiano.
Ese ilustre limeño, de padre gallego, insistía en la obligación de arrojar a los expoliadores haitianos del país. Eso sí era partidario de la monarquía española, como constan en muchas de sus cartas y notas. Fue exiliado antes y después de la Independencia Nacional.
Previo a la fundación de esa histórica sociedad secreta también sucedieron hechos económicos y políticos de gran impacto en el mundo que influyeron en el desarrollo de la misma. Uno de ellos fue la crisis general que sacudió Europa en 1836.
Esa situación provocó que en los países de América Latina y el Caribe se produjera una espiral de inflación en los precios de los productos que se importaban desde ese continente así como una merma en la exportación de mercancías hacia aquel lado del Atlántico.
Eso afectó al dictador haitiano Jean-Pierre Boyer tal como se comprueba, por ejemplo, al analizar un discurso suyo del 23 de julio de 1837. Al referirse al constreñimiento económico y la incertidumbre derivada de la mencionada crisis europea dijo: “Entre nosotros no ha sido más que el resultado de una reacción… ¿Podría el gobierno impedir el mal? No, sin duda”. (Colección de Discursos de Boyer, 1837).
Dos años después de comenzar el activismo en La Trinitaria la eminencia gris del gobierno haitiano, Joseph Balthasar Inginac, en un folleto publicado en 1840, hizo una radiografía de lo que se vivía en Haití quejándose de lo que él consideraba la apatía de aquel pueblo para romper los nudos de la crisis económica: “…como si los hombres jamás hubieran trabajado y como si los haitianos no fueran capaces de alcanzar algún progreso en las ciencias”. (El pueblo haitiano. SDB. Editora Amigo del Hogar, 2011.P.274. James G. Leyburn).
Vale señalar, además, que en el referido país ocurrió en 1842 un poderoso terremoto que hizo añicos las ciudades de Cabo Haitiano, Puerto de Paz y Fuerte Libertad (la antigua Bayajá), lo cual mermó allá y aquí la capacidad de maniobra política y económica del susodicho gobernante.
Al comenzar el 1843 se produjo en Los Cayos, una población al sur de Haití, una insurrección (la Reforma) que sacó del poder a Boyer. En abril de dicho año tomó el mando el general Charles Riviére-Herard. Eso fue favorable al propósito mayor de La Trinitaria, conforme a los planes de Duarte.
Oportuno es precisar que esos y otros sucesos fueron una suerte de partes añadidas, pero lo que realmente galvanizó el espíritu de libertad del pueblo dominicano, contribuyendo a la Independencia Nacional, fue la creación de La Trinitaria y sus apéndices La Filantrópica y La Dramática.
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