El despertar emprendedor de Martina Reyes Guzmán

 MARTES, 08 DE JULIO DEL 2025: Desde la repostería casera hasta un negocio con propósito, esta laboriosa dama demuestra que los sueños se construyen con voluntad y creatividad

Martina Reyes Guzmán, una mujer de 54 años, ha convertido su pasión por la repostería en una oportunidad para transformar su vida y la de su familia.

Reside en el sector El Puerto de San José de los Llanos, en San Pedro de Macorís, y desde hace tiempo soñaba con tener un negocio propio que le diera el sustento necesario para criar a sus dos hijos y ofrecerles la mejor educación posible. Aunque la vida no siempre se lo puso fácil, la fuerza de su determinación y las oportunidades que encontró en el camino le ayudaron a hacer realidad ese anhelo.

Cuando llegó la pandemia de covid-19 en 2020, Martina comenzó a preparar bizcochos como una forma de sobrellevar las dificultades económicas. Sus ilusiones eran grandes y por momentos pensó que su negocio podría despegar definitivamente. Sin embargo, las ventas disminuyeron y las esperanzas que había depositado en su proyecto parecían desvanecerse. No fue hasta que conoció el programa Mujeres SuperEmprendedoras cuando empezó a ver con claridad la posibilidad de un nuevo comienzo.

En su trabajo como supervisora de enlace del programa Supérate, Martina debía organizar reuniones con mujeres de su comunidad para explicarles las ventajas de participar en estos talleres. Aquel día, además de cumplir con sus responsabilidades, sintió que también era el momento de inscribirse y darle un giro a su propio destino.

“Al principio no tenía mucho ánimo, fui porque tenía que hacerlo y porque ya estaba anotada”, rememora, en una conversación a media mañana. Pero lo que empezó como un compromiso laboral se transformó en el motor que impulsó su negocio y fortaleció su confianza.

Los talleres “Conociéndome” y “Educación Financiera” no solo la ayudaron a planificar mejor su emprendimiento, sino que también despertaron en ella una fuerza que no sabía que tenía. “Antes era muy temerosa, me costaba relacionarme con la gente. Ahora siento que puedo enfrentar lo que venga”, afirma. Aprendió a separar lo que gasta de lo que gana, a organizar sus finanzas y a elaborar un plan de negocio realista. Además, entendió que para que su emprendimiento tuviera éxito debía también cuidarse mental y físicamente, y darse el valor que durante años había olvidado.

Hoy, D’Martina Repostería es más que un taller de repostería: es el fruto del esfuerzo, empeño y disciplina. Para dar un mejor servicio, Martina encargó un letrero para su negocio, uniformes y stickers con el logo de su emprendimiento. De esta forma, ha logrado darle una identidad a su marca y ganarse la confianza de sus clientes. Su nieto, que vive con ella, también colabora en las actividades del negocio, siempre bajo su supervisión y sin comprometer su seguridad.

Las aspiraciones de Martina no se detienen. Sueña con terminar la construcción de su casa y montar una vitrina donde exhibir sus pasteles, adquirir un refrigerador para mantener sus productos frescos y ofrecer arreglos de globos para celebraciones. Además, ha pensado en instalar una fotocopiadora, porque sabe que la comunidad la necesita. “Aquí no hay y yo quiero que la gente encuentre todo lo que busca sin tener que ir lejos”, le dice al periódico elCaribe.

A pesar de todos los avances, la inestabilidad del servicio eléctrico sigue siendo uno de sus mayores obstáculos. “Uno puede tener todo preparado, pero si no hay luz es muy difícil. Eso me frena mucho”, lamenta. Sin embargo, su espíritu emprendedor no se deja vencer por estas dificultades. Ella misma reconoce que el verdadero cambio comenzó cuando aceptó participar en las capacitaciones. “Siempre digo que cuando uno quiere se puede. A veces solo necesitas decir que sí para que todo empiece a cambiar”, reflexiona.

Ese cambio no solo ha beneficiado su negocio, sino también su vida personal. “Yo pensaba que ya había pasado mi momento, pero cuando empecé a participar en los talleres me di cuenta de que siempre hay algo nuevo que aprender. Me ayudaron a identificar mis debilidades y a darme cuenta de que no hay nadie perfecto. Eso me motivó a mejorar en todos los aspectos”, expresa.

Martina siente un profundo agradecimiento por el respaldo que ha recibido. “Agradezco mucho a Gloria Reyes por pensar en nosotras. Sentir que hay alguien que se preocupa por las mujeres nos llena de fuerza para seguir adelante”, dice con emoción. Hoy, ella misma se ha convertido en una motivadora para otras mujeres de su comunidad. Las anima a participar en los talleres y a buscar las herramientas necesarias para crecer. “Yo las invito a que no dejen que el miedo las paralice. Todo es posible si tienes las ganas y la voluntad de aprender”, asegura.

Cada bizcocho que elabora y cada pedido que entrega son parte de un sueño que se construye día tras día.

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