El compromiso inquebrantable del periodismo: cuando la verdad crea enemigos
Por Hércules Urbáez
SÀBADO, 12 JULIO 2025: Cumplir con el deber no es un acto de conveniencia, sino de convicción. En el ejercicio del periodismo, ser responsable y honesto implica tomar decisiones que muchas veces incomodan, irritan o simplemente desagradan a quienes están acostumbrados a la complicidad del silencio o al acomodo del halago.
Muchos aún no comprenden que el periodista no está para complacer simpatías ni para proteger figuras, sino para garantizar el derecho de la sociedad a estar informada con veracidad, equilibrio y sentido crítico. En ese trayecto, el compromiso con la verdad puede convertirse en una amenaza para quienes operan desde la sombra o sostienen su poder sobre la base de la manipulación.
Sí, cumplir con el deber crea enemigos. Pero esos enemigos no surgen por error: nacen porque la verdad incomoda a quienes viven de la mentira organizada. Y cuando un periodista asume su responsabilidad ética y social, inevitablemente toca intereses. No es una falla del oficio, es parte intrínseca de su naturaleza.
El periodismo responsable no se construye desde la comodidad ni desde la neutralidad vacía. Se edifica desde la búsqueda honesta de los hechos, desde la denuncia oportuna y desde la defensa de causas justas, aunque eso implique caminar contra la corriente. Los grandes referentes del oficio no fueron recordados por callar, sino por hablar; no por agradar, sino por servir.
Hoy más que nunca, en una era marcada por la desinformación y el sensacionalismo digital, se necesita un periodismo que no tema asumir consecuencias por hacer lo correcto. Un periodismo que no sea cómplice del silencio ni rehén del miedo. Un periodismo que, aunque se gane enemigos, se mantenga firme en la defensa de la verdad y la dignidad.
Ser periodista no es solo tener voz. Es tener valor. Porque informar con dignidad, en tiempos de presión y ruido, es también un acto de resistencia.
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