Los pregoneros
Por Xiomarita Pérez
VIERNES, 17 ENERO, 2025: Son los vendedores ambulantes que se paseaban por las calles ensalzando las cualidades de sus mercancĂas, convirtiĂ©ndose en un espectáculo pintoresco. TodavĂa aparecen unos cuantos que tienen el coraje de buscar el sustento de su familia sin saber si con su canto seducirán al comprador. Algunos pregones dicen: “El amolador... traiga su tijera, traiga su cuchillo, traiga su machete y traiga todo lo que sea de amolar… que aquĂ, en este carro hay un amolador automático, que le amuela su herramienta y se la deja que corta como una navaja”
Hay hombres y mujeres
“Atesadooor, atesando lo batidooreee, por cinco peso se lo pongo duro, se lo pongo tieso, por cinco peso, atesando lo batidoooreee”; “Ey tĂş, mĂrate la jagua. frequesita”; “Lleeevo la miel de abeja, aceite bacalao, aceite tiburĂłn... aquĂ lo llevo muy limpio y puro pa’la vecina para que depuĂ© no te con su juqui juqui y no diga que por aquĂ no pasĂł el hombre de la miel de abeja. lleeeevo la miel de abeja”. “Marchante, las hojas, llevo binibini, amansa guapo, arrasa con tó’, quita tufo, hojera... las hojas, llevo hoja de naranja, rompe zaraguey, vente conmigo, amarra hombre, ¡Hojeera…las hojas! Es bueno decir que tambiĂ©n hay mujeres que tienen su sazĂłn como pregoneras.
¡Vaya forma de vender!
Viviendo en Villa Juana, en la Peña Batlle, principio de los años setenta, pasaba a las cinco de la mañana un señor que vendĂa unos panes acabados de hacer, tostaditos y el panadero decĂa: “mamiiii llego papi. Llevo pan ñoño mami, que si lo aprietan grita”. Mi madre lo escuchaba desde lejos y bajaba a comprar su pan. Un dĂa mi madre estaba en la cocina y no lo escuchĂł y el panadero sabiendo que ella lo compraba a diario voceĂł: “maaamiiii llego papi” y mi madre le contestĂł: “ya voy papi”. Cuando mi padre escuchĂł ese diálogo ustedes no se imaginan el insulto que le dijo al panadero, le expresĂł que eso era una frescura de su parte. Pues, dĂ©jenme decirles que el panadero jamás voceĂł frente a mi casa y mi papá jamás comiĂł de ese pan. Mi mamá tenĂa que estar en el balcĂłn esperando que pasara…en silencio.
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